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sábado, 23 de febrero de 2008

CARTA DE OTTÓN SOLIS FALLAS A OSCAR ARIAS SÁNCHEZ



Center for Latin American Studies

University
of Florida

Gainesville, FL 32611

Estados Unidos

PAC-
OS-002-2008

21 de
febrero, 2008

Dr. Oscar Arias Sánchez

Presidente de la República

S. D.

Señor Presidente:

En diciembre del año pasado me reuní con el Dr. Francisco de Paula
Gutiérrez Presidente del Banco Central, con el fin de compartir
algunas reflexiones respecto a la marcha de la economía nacional y la
necesidad de buscar coherencia y cooperación por parte del resto del
sector público con las acciones de estabilización macroeconómica que
lleva a cabo el Banco. Hoy la preocupación es mayor. Los datos que
publica el Banco Central reflejan hechos alarmantes que paso a
comentar y que ratifican las preocupaciones expresadas en esa reunión.

Costa Rica ya enfrenta un elevado y creciente déficit en la cuenta
corriente de la Balanza de Pagos. Éste alcanzó el 6% del PIB ($1.538
millones) en el 2007 y es el más elevado de los últimos años. Tal
déficit podría ser agudizado por la evolución del tipo de cambio y por
la reducción de aranceles, pues castigan las exportaciones y abaratan
las importaciones. Todo esto podría agravarse a raíz de la
desaceleración de la economía internacional y su posible impacto
negativo en las exportaciones, el turismo y las remesas.

Hasta ahora, el déficit en la cuenta corriente ha sido financiado con
creces por las entradas de capitales. Como usted sabe, la acumulación
de reservas en algunos países como China, los cuales ostentan enormes
superávit en sus balanzas comerciales, ha inundado el mercado
financiero internacional de dólares en busca de ser invertidos. Ello
explica en buena parte las bajas tasas de interés en el mundo y el
incremento en la demanda de extranjeros por tierras y negocios de
costarricenses. Además, varios banqueros nacionales opinan que una
parte sustancial de la gran afluencia de capitales es consecuencia de
un ataque especulativo a favor del colón, ante la certeza de que si
nada cambia, la política anti inflacionaria del Banco Central
requerirá de una reevaluación adicional sustantiva del colón ante el
dólar.

Los países exitosos han alcanzado circunstancias en las que han
revalorizado sus monedas, pero siempre como consecuencia de haber
ganado la batalla por la competitividad internacional y disfrutar de
superávit en su cuenta corriente. Más aún, en lugar de correr a
revalorizar sus monedas ante el primer año de superávit, se han
esperado hasta décadas y han soportado una enorme presión
internacional de sus socios comerciales, antes de acceder a
liberalizar y revalorizar sus monedas. Japón en el pasado y más
recientemente China, son buenos ejemplos de esa estrategia.

Lo que no es fácil encontrar en la historia de los países exitosos, es
que revaloricen su moneda mientras tienen déficits sostenidos en la
cuenta corriente, como es el caso actual de Costa Rica. Tampoco ha
sido práctica en esos países tener tasas negativas de interés, cuando
prevalecía tal escasez

de capitales y recursos de inversión que tenían que importarlos, como
es el caso también de Costa Rica. O sea, tanto el comportamiento del
precio de la moneda -el tipo de cambio- como el del precio del ahorro -
la tasa de interés- es contrario a la realidad económica de Costa
Rica. La revalorización real del colón resta competitividad a los
sectores productivos, cuando ya tenemos un significativo déficit en la
cuenta corriente de la balanza de pagos. Las tasas de interés reales
negativas no sólo estimulan el endeudamiento, sino que están
carcomiendo el poder adquisitivo de los fondos de pensiones de los
costarricenses y estimulando artificialmente la demanda interna.

Mientras se mantenga la entrada de capitales el Banco Central, no
logrará materializar sus metas de inflación a no ser que esté
dispuesto a continuar reduciendo las tasas de interés y/o
revalorizando el colón. Es decir, el Banco Central logrará sus metas
de inflación si el tipo de cambio y la tasa de interés se alejan aún
más de los valores consistentes con la realidad económica de Costa
Rica (déficit en cuenta corriente e insuficiente ahorro interno). Si
el Banco Central optara por no distorsionar aún más esos dos precios,
tendrá que sostener el tipo de cambio comprando dólares y, por lo
tanto, emitiendo dinero, lo que imposibilitará lograr las metas de
inflación. De ese modo, si nada cambia en otros frentes, el Banco se
enfrenta a disyuntivas con resultados negativos en el futuro próximo.

Sin embargo, dichosamente se pueden tomar medidas para amortiguar la
entrada de capitales. En el pasado, hemos planteado la necesidad de
reformar los reglamentos que exoneran del pago de tributos a los
bancos extranjeros que prestan en Costa Rica o que mueven capitales
hacia el país. Para esto no se requiere ley alguna. Nos preguntamos
por qué no se han tomado esas medidas.

Pero lo que realmente urge, es que el Gobierno dé un giro en su
estrategia de endeudamiento externo. Los medios de comunicación
informan de empréstitos con China (colocación de Bonos cuyo monto el
Gobierno mantiene en secreto ilegalmente), el Banco Mundial, el Banco
Interamericano de Desarrollo, el Banco Centroamericano de Integración
Económica y la Corporación Andina de Fomento, entre otros.

Ante las circunstancias arriba descritas, resulta muy difícil
comprender por qué el Poder Ejecutivo continúa importando capitales
adicionales por medio de la contratación de deuda con el resto del
mundo. Esto aumenta el costo de la disyuntiva que enfrenta el Banco
Central, pues entre más crédito externo contrate el Gobierno, más es
el costo de la política anti inflacionaria del Banco Central en
términos de reevaluación (pérdida de competitividad) y baja en las
tasas de interés (desestímulo al ahorro interno) o mayor es la
inflación que tendrá que aceptar para mantener el tipo de cambio y las
tasas de interés, a niveles compatibles con nuestra situación
económica. Esa incoherencia es mayor, si se toma en cuenta que el país
ahora carece de opciones para invertir los ahorros que generan los
fondos de pensiones y de inversión, tal y como lo atestigua buena
parte del sector financiero nacional.

Le reitero: el endeudamiento externo adicional no es conveniente en el
tanto la entrada de capitales externos ya es un problema, sobre todo
si se toma en cuenta que hoy existen en el país unos $2.000 millones
en los fondos de pensiones complementarias (fondos de largo plazo),
buscando opciones de inversión.

Los costos -en términos de ahorro interno y de competitividad-, de la
política anti inflacionaria del Banco Central, se pueden reducir y
hasta eliminar, si el Gobierno y el resto de las instituciones
públicas, lejos de endeudarse en el exterior, más bien proceden a
anticipar el pago de toda la deuda externa prepagable.
Respetuosamente someto a usted esta propuesta.

Señor Presidente, si no se hacen correcciones a tiempo, muy pronto
podríamos enfrentar desequilibrios peligrosos en la situación
macroeconómica del país. No hay duda, de que tener tasas de interés
bajas y una moneda fuerte, son objetivos políticamente atractivos.
Pero a esa situación se debe llegar por la ruta correcta y no
comprometiendo la estabilidad futura. Nos complace plenamente la idea
de bajar la inflación. Pero ello debe lograrse sin distorsionar la
tasa de interés y el tipo de cambio, en direcciones que agudizan
problemas ya existentes. Existe una salida. Todo depende de que su
Gobierno actúe, no sólo para detener el endeudamiento externo, sino
para convertir la deuda externa en deuda interna y de ese modo
coadyuvar a la estrategia del Banco Central, en lugar de debilitarla.
Lo mínimo que se espera de la política económica es una adecuada
coordinación, cosa que está ausente en la actualidad.

Agradeciendo su atención a esta nota, lo saluda,

Atentamente,

Ottón Solís

c./ Dr. Francisco de Paula Gutiérrez, Presidente Banco Central de
Costa Rica.

archivo.

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