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martes, 9 de febrero de 2010

A LOS Y LAS DIRIGENTES Y VOTANTES PAC EN TODO EL PAÍS




Les escribo para expresarles mi profundo agradecimiento por su trabajo y su compromiso durante la Campaña que culminó el pasado 7 de febrero. Sé que lo hicieron por Costa Rica pero también aprecio que confiaran plenamente en mi capacidad para coordinar el equipo de personas que materializaría nuestros sueños de país desde la Presidencia de la República.
Muchos de ustedes abandonaron parcialmente sus fuentes de sustento económico, y restaron tiempo a sus familias y al esparcimiento, para construir una victoria. Otros, en ese afán, han sufrido chantajes en su trabajo, en sus negocios y en sus justas aspiraciones de obtener una ayuda social del Estado. Aún otros han escuchado mofas o frases descalificadoras ante nuestras propuestas para combatir la corrupción y el abuso.
Nada logró detenerles en su incansable cruzada para que nuestras propuestas y nuestros principios llegaran al poder. Ante prácticas clientelistas ejecutadas con un profesionalismo espeluznante y ante una maquinaria electoral aceitada directa e indirectamente por miles de millones de colones, al final logramos que un 25% de los y las costarricenses escogieran nuestros métodos de hacer política y nuestras propuestas para hacer país.
Al igual que las primeras dos campañas, nos hemos conducido con dignidad, honestidad y transparencia, dando al partido y al país, no recibiendo. Eso nos honra como Partido.
Quiero que nos sintamos bien y tranquilos con nosotros mismos. Realizamos una campaña intensa. No hay nada que nos avergüence y hay mucho de lo cual enorgullecernos. Hemos demostrado que la actividad política es compatible con la honestidad. Somos evidencia de que en ese convulso mundo es posible la coherencia entre lo que se piensa, se predica y se hace. Podemos mirar a los ojos a todas las personas que habitan este bello país y no sentir pena de nada. Podrán señalarnos por haber perdido una campaña pero no de haber manchado la actividad política. Hemos demostrado que se puede ser una fuerza política importante sin acudir a los grandes financistas, sin intercambiar ayudas sociales (o la promesa de ellas) por el voto y el trabajo político de los más pobres. Hemos demostrado que se puede hacer una campaña donde prevalezcan las propuestas y dónde se explique cómo se financiar&aacu te; cada una. Hemos demostrado que el voluntariado y la mística ponen límites a los afanes del populismo y a las pretensiones de los que invierten millones de colones para controlarlo todo. Hemos demostrado que hay miles de personas que son patriotas en el sentido total de ese término, pues están dispuestas a trabajar arduamente sin esperar -y menos pedir- nada personal a cambio pero sí exigiendo todo por el bienestar del país.
Los centenares de encuentros ciudadanos en las comunidades, en buses, en lanchas, en paradas o ante personas agrupadas en una fila, en un parque o en un mercado; las largas jornadas persona a persona, casa a casa, cuadra a cuadra, caserío a caserío, barrio a barrio; las interacciones por medio de las redes sociales, correos electrónicos y programas radiofónicos; todo ello nos enseñó mucho sobre las necesidades y sueños de nuestro pueblo y sobre las angustias y dificultades que enfrenta. Un excelente equipo en la Sede Central y en cada Casa Ciudadana, me permitió dedicarme de lleno a este contacto directo con la gente, sin tener que preocuparme por la administración de las diferentes tareas de una campaña.
Este trabajo intenso lo hicimos miles y miles de costarricenses. Cuando las encuestas o los bancos se confabulaban para atemperar nuestro entusiasmo, lograron precisamente lo contrario. Nuestras fuerzas encontraron nuevos aires y en la última milla, en el marco de una Alianza donde privó la generosidad de los líderes de otros partidos, ese entusiasmo se hizo patente en las calles. Aún los que dudaban de nuestra fortaleza comenzaron a creer en la victoria.
No se logró y sé que hay miles de personas con lágrimas, frustración y hasta desesperanza. Pero no debemos sentirnos derrotados. Las victorias y las derrotas son únicamente las que se dan en el corazón, en la conciencia. En general en la vida si no se logra un objetivo, pero en su búsqueda hemos sido respetuosos de la ética que consideramos la correcta y si damos todo de nosotros por lograrlo hemos sido victoriosos en el corazón. Por el contrario, si logramos anotar un gol y ganar el partido acomodándonos el balón con la mano y evitando que el árbitro nos viera habríamos ganado el partido pero en nuestro conciencia habría una derrota. Igual ocurre si ganamos el partido sin poner mucho esfuerzo porque, por ejemplo, todos los remates del contrario pegaron en los tubos.
Hemos hecho una campaña apegada fielmente a nuestra ética. Por otra parte, miles de hombres y mujeres pusimos todo nuestro esfuerzo mental, físico y emocional en la campaña. Miles de nosotr@s hemos dormido muy poco en los últimos meses, hubo días en que nuestra camisa o camiseta se sudó y secó hasta tres veces, nunca nos detuvo el agua, el calor, el viento, la distancia, un mal olor (¡o un perro bravo!). A quienes nos correspondió ir a debates, nos preparamos con seriedad y escuchamos los consejos de gente capaz y comprometida (fui el candidato que por mucho asistió a más debates: 21).
Si hemos sido leales a nuestra ética, al ordenamiento legal del país, a nuestros principios de transparencia y si dimos todo de nosotros, entonces, nuestros corazones han triunfado. Si no ganamos las elecciones, no es por razones que puedan mortificar nuestra conciencia. Por el contrario nuestro comportamiento la hace reposar en la satisfacción del deber cumplido a cabalidad.
Con este ánimo debemos vivir este momento y debemos prepararnos para el futuro. Debemos sentir angustia por el país pero no debemos sentir pesares o remordimientos que atormenten nuestros corazones y nuestra conciencia.
A pesar de tanto factor en contra, existe un 25% de votantes que miramos el país, sus problemas y sus posibilidades, de manera semejante. Ante esos votantes debemos responder mejorando el partido, evaluando nuestro desempeño, reconociendo fallas y actuando de manera constructiva. Así lo haremos crecer para que de ese 25% pasemos a la victoria electoral en el 2014 con tanta gente excelente que habita nuestras tiendas.
Quiero agradecerles a todos el cariño expresado a mi familia en esta campaña y quiero que sepan que, tal y como lo ordena el estatuto, desde la Comisión Política pondré todo mi esfuerzo para que el Partido Acción Ciudadana mejore cada día como herramienta para el desarrollo integral de nuestro país.
Un abrazo fraterno a todos y todas,
Ottón

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